Senador Carlos Felipe Mejía
El pasado sábado 2 de abril fue un día especial en el cual muchos colombianos se manifestaron frente a las políticas gubernamentales con las cuales no están de acuerdo, expresaron la preocupación por no ver resultados tangibles y ciertos en los programas del gobierno, rechazaron las decisiones que no comparten y las que consideran inconvenientes, inoportunas e insuficientes, o simplemente protestaron ante la ausencia de políticas públicas que beneficien a todos los colombianos.
La protesta ciudadana organizada y pacífica es la única salida que le queda a esta Patria, ante un gobierno indolente que solo tiene oídos para quienes detrás de sus intereses oscuros han logrado aumentar de manera exponencial sus patrimonios, y eso incluye a miembros del gobierno, muchos políticos, algunos empresarios, varios medios de comunicación y sobre todo al narcoterrorismo que ha duplicado su principal fuente de ingresos en 6 años de gobierno Santos: la producción de hoja de coca y la exportación de cocaína.
Las multitudinarias manifestaciones en diferentes ciudades del país se vieron engalanadas con los colores patrios en camisetas y banderas, y los marchantes con gritos, consignas y carteles expresaron su inconformidad: no más niños muriendo de hambre, no más impuestos, no más incumplimientos al agro, no más cierre de empresas, no más asesinatos de policías y militares, no más corrupción, no más contratos para amigos de Santos, no más persecución política, no más paz con impunidad, no más ventas como Isagén, no más legalización del secuestro y el narcotráfico, no más humillación a las víctimas, no más crisis hospitalaria, no más extorsión, no más microtráfico, no más desplome de la economía, no más entrega del país a Farc y Eln, no más escándalos como Saludcoop y Caprecom, no más hacinamiento en las cárceles, no más justicia politizada, no más engaños, no más mentiras, no más trampas… en fin no más desgobierno. Y no es para menos, la última encuesta dice que solo un 13% de los colombianos aprueban la gestión del presidente Santos, convirtiéndose en el gobernante más impopular de la historia. En el continente americano hasta el propio Nicolás Maduro lo supera con 23% de aprobación.
Como senador de Caldas, quiero agradecer a todos los ciudadanos que masivamente, con mucho entusiasmo, respeto y civismo marcharon en la ciudad de Manizales a pesar del frío y la lluvia. Pacífica y ordenadamente miles de caldenses interpretaron el sentir de la gran mayoría de los habitantes de este departamento inconformes con el gobierno y con los incumplimientos de las promesas de Santos en campaña, a su paso por Caldas. Los caldenses tenemos todo el derecho a lograr el desarrollo en infraestructura básica y moderna que nos permita una mayor inserción en la economía nacional e internacional. Por eso la marcha también fue para expresar: no más incumplimientos de Santos con Caldas, no más incumplimientos con el Aeropuerto del Café, no más peajes para financiar la ampliación parcial de una vía arteria fundamental como Chinchiná-Mariquita, no más incumplimientos con los $160.000 millones prometidos para culminar el plan vial departamental. Y exigir una compensación para Caldas por la venta de Isagén, pues en su venta se nos fue la Hidroeléctrica de La Miel ubicada en el municipio de Norcasia.
También la marcha fue para protestar por la falta de políticas para el desarrollo del sector agropecuario y muy particularmente para el desarrollo de la caficultura nacional de la que dependen de una u otra forma 600 municipios colombianos y 25 de los 27 municipios de Caldas. Durante el trámite del Plan Nacional de Desarrollo de este gobierno, presenté y traté que se incluyeran unas proposiciones en su articulado, relacionadas con reclamos que la comunidad cafetera hace con justa razón. El gobierno desconoció estas proposiciones en la plenaria del Senado. Por eso en la marcha del NO MÁS también le expresamos al gobierno: no más indiferencia de este gobierno con los cafeteros.
Las marchas del pasado 2 de abril, independientemente que el gobierno y algunos medios quisieron desestimar con cifras amañadas, fueron la expresión auténtica, espontánea y democrática de una ciudadanía que sueña un mejor futuro para nuestra patria.