Senador Carlos Felipe Mejía
Nuestra permanente consideración y denuncia pública elevada a todas las instancias es que el mayor incumplimiento de las Farc del denominado acuerdo de paz, ha sido su falso compromiso de renunciar a las actividades ilegales y criminales del narcotráfico y a los beneficios directos e indirectos que de esta actividad han obtenido antes del acuerdo, durante el proceso de negociación y después de la firma. Es evidente que esta organización nunca pretendió renunciar a esta actividad ilícita, que el objetivo principal a lograr en el acuerdo con el gobierno Santos era mantener, blindar y continuar en forma sostenida y en crecimiento el narcotráfico, no solo en las zonas en las que ejercieron tradicional dominio, sino en nuevas áreas. El solo anuncio de una colaboración de parte de los Estados Unidos con la presencia temporal de unos asesores en temas militares, distribuidos en varias partes del país, ha sacado de casillas a los dirigentes de las Farc.
Considerar que 53 militares americanos que desarrollarán labores de asesoría estratégica y que compartirán enseñanzas con algunos militares colombianos que adelantan operaciones contra el narcotráfico, es un paso de tropas de guerra, una intervención militar conspirativa, o hasta una invasión militar que viola la soberanía nacional, es un exabrupto que solo incomoda a quienes se sienten afectados por los éxitos que se puedan lograr con la cooperación binacional frente al crimen. Esta cooperación binacional entre Colombia y Estados Unidos, además de haber sido exitosa, es el desarrollo de un convenio que lleva ejecutándose por décadas y que desde hace 15 años se realiza con la asistencia técnica por parte de la Brigada del Comando Sur de los Estados Unidos, integrada por especialistas en análisis del desarrollo y planeamiento de operaciones, así como de instrucciones en tácticas y estrategias para enfrentar una amenaza para ambos países, como lo es el narcotráfico.
Las mal llamadas disidencias de las Farc han duplicado su número de hombres en solo 12 meses, ya ocupan 138 municipios controlando zonas donde hay 158.000 narco hectáreas, controlan las economías ilegales de vastas regiones en al menos 14 departamentos del país. Gentil Duarte, Iván Mordisco y John 40, los tres de las Farc, han establecido 17 estructuras armadas en Guaviare, Vaupés, Meta, Arauca, Guainía, Vichada, Casanare y hacen presencia armada y delictiva en Caquetá, Putumayo, Norte de Santander, Cauca, Valle, Cundinamarca y Tolima. Las tales disidencias y el Eln, controlan zonas de frontera de la Guajira, Arauca y Norte de Santander, logrando establecer fuertes lazos, rutas, permisividad y protección del régimen de Nicolás Maduro.
Es muy claro el porqué de la reacción política ante la asesoría táctica y estratégica de medio centenar de militares expertos norteamericanos, estos se distribuirán en algunas zonas de Nariño, Norte de Santander, Meta y en Tolemaida en la Brigada contra el narcotráfico, trabajando exclusivamente en las unidades del ejército, sin participar en operaciones militares y haciendo solo una labor de carácter consultivo y técnico. ¿Por qué les preocupa tanto que esta asesoría se realice en zonas donde especialmente las Farc han desarrollado actividades ilícitas y en las cuales hoy están empoderadas con cultivos ilícitos y minería ilegal? ¿Por qué la desproporcionada reacción de los dirigentes de las Farc ante esta operación táctica si en debate reciente en el senado, afirmaban que las Farc ya no existían y por lo tanto no los podían ligar con el narcotráfico, pero sí les duele en lo más profundo que se puedan ver afectadas las actividades económicas de sus mal llamadas disidencias?
Responden airados que Duque quiere sabotear el acuerdo de paz, pero lo que confirman los hechos es que ellos son los que sabotearon, incumplieron y se han beneficiado del acuerdo al lograr la viabilidad del narcotráfico como su objetivo central político y de lucha ilegal. Están preocupados, la cooperación militar con los Estados Unidos ha dado resultados contundentes como el Plan Colombia y actualmente como lo ha dicho el Presidente Iván Duque: “la #CampañaOriónV es la unión de más de 25 países con un mismo propósito, luchar contra el narcotráfico. Gracias a esta estrategia, que une a todas las fuerzas, hemos obtenido excelentes resultados contra los criminales. Seguiremos e integraremos a más países. #ElQueLaHaceLaPaga”. Frente a la reacción airada y de preocupación, por la colaboración recíproca de los asesores militares de Estados Unidos en Colombia, bien valga decir: “el que nada debe nada teme”. El mal llamado acuerdo de paz dejó muchos problemas; los más grandes una democracia herida por el desconocimiento del plebiscito, la expansión del narcotráfico, la impunidad y la exaltación de la corrupción como consecuencia de la ausencia de justicia. Bienvenida la cooperación del Ejército de los Estados Unidos a Colombia, el narcotráfico es el enemigo, no ellos. Es urgente un Plan Colombia 2 con fumigaciones aéreas incluidas.
Nuestra permanente consideración y denuncia pública elevada a todas las instancias es que el mayor incumplimiento de las Farc del denominado Acuerdo de paz, ha sido su falso compromiso de renunciar a las actividades ilegales y criminales del narcotráfico y a los beneficios directos e indirectos que de esta actividad han obtenido antes del acuerdo, durante el proceso de negociación y después de la firma. Es evidente que esta organización nunca pretendió renunciar a esta actividad ilícita, que el objetivo principal a lograr en el acuerdo con el gobierno Santos era mantener, blindar y continuar en forma sostenida y en crecimiento el narcotráfico, no solo en las zonas en las que ejercieron tradicional dominio, sino en nuevas áreas. El solo anuncio de una colaboración de parte de los Estados Unidos con la presencia temporal de unos asesores en temas militares, distribuidos en varias partes del país, ha sacado de casillas a los dirigentes de las Farc.
Considerar que 53 militares americanos que desarrollarán labores de asesoría estratégica y que compartirán enseñanzas con algunos militares colombianos que adelantan operaciones contra el narcotráfico, es un paso de tropas de guerra, una intervención militar conspirativa, o hasta una invasión militar que viola la soberanía nacional, es un exabrupto que solo incomoda a quienes se sienten afectados por los éxitos que se puedan lograr con la cooperación binacional frente al crimen. Esta cooperación binacional entre Colombia y Estados Unidos, además de haber sido exitosa, es el desarrollo de un convenio que lleva ejecutándose por décadas y que desde hace 15 años se realiza con la asistencia técnica por parte de la Brigada del Comando Sur de los Estados Unidos, integrada por especialistas en análisis del desarrollo y planeamiento de operaciones, así como de instrucciones en tácticas y estrategias para enfrentar una amenaza para ambos países, como lo es el narcotráfico.
Las mal llamadas disidencias de las Farc han duplicado su número de hombres en solo 12 meses, ya ocupan 138 municipios controlando zonas donde hay 158.000 narco hectáreas, controlan las economías ilegales de vastas regiones en al menos 14 departamentos del país, logrando establecer fuertes lazos, rutas, permisividad y protección del régimen de Nicolás Maduro.
Es muy claro el porqué de la reacción política ante la asesoría táctica y estratégica de medio centenar de militares expertos norteamericanos, estos se distribuirán en algunas zonas de Nariño, Norte de Santander, Meta y en Tolemaida en la Brigada contra el narcotráfico, trabajando exclusivamente en las unidades del Ejército, sin participar en operaciones militares y haciendo solo una labor de carácter consultivo y técnico. ¿Por qué les preocupa tanto que esta asesoría se realice en zonas donde especialmente las Farc han desarrollado actividades ilícitas y en las cuales hoy están empoderadas con cultivos ilícitos y minería ilegal? ¿Por qué la desproporcionada reacción de los dirigentes de las Farc ante esta operación táctica si en debate reciente en el senado, afirmaban que las Farc ya no existían y por lo tanto no los podían ligar con el narcotráfico, pero sí les duele en lo más profundo que se puedan ver afectadas las actividades económicas de sus mal llamadas disidencias?
Responden airados que Duque quiere sabotear el acuerdo de paz, pero lo que confirman los hechos es que ellos son los que sabotearon, incumplieron y se han beneficiado del acuerdo al lograr la viabilidad del narcotráfico como su objetivo central político y de lucha ilegal. Están preocupados, la cooperación militar con los Estados Unidos ha dado resultados contundentes como el Plan Colombia y actualmente como lo ha dicho el presidente Iván Duque: “la #CampañaOriónV es la unión de más de 25 países con un mismo propósito, luchar contra el narcotráfico. Gracias a esta estrategia, que une a todas las fuerzas, hemos obtenido excelentes resultados contra los criminales. Seguiremos e integraremos a más países. #ElQueLaHaceLaPaga”. Bienvenida la cooperación del Ejército de los Estados Unidos a Colombia, el narcotráfico es el enemigo, no ellos. Es urgente un Plan Colombia 2 con fumigaciones aéreas incluidas.